En San Martín, el duelo contra Patronato era esperado con ansias. Las declaraciones de Iván Zafarana, el amargo empate contra Tristán Suárez y la eliminación en Copa Argentina contra Almirante Brown habían elevado la temperatura de un termómetro que estaba a punto de explotar.
Sin embargo, los goles de Nahuel Banegas y Gonzalo Klusener aportaron tranquilidad y normalizaron la situación en una semana bastante movida.
En la conferencia de prensa semanal, los referentes del plantel habían salido a dar la cara para defender a Diego Flores. Y el entrenador, así como recibió el guiño de los más experimentados, les devolvió la cortesía.
Pablo Hernández volvió a jugar de movida en lugar de Leonardo Monje que venía mostrando un flojo desempeño. “Estamos con muchas ganas de revertir la situación. Son comentarios que pasan en todos lados. Por lo general, uno se lo guarda y no lo hace público. Pero es lo que él piensa y es su problema, no de nosotros. Cada uno puede hablar lo que quiera, pero nosotros estamos firmes con una idea. No hay nadie más importante que San Martín”, había declarado “Tucu”, antes de redondear una correcta actuación contra el “patrón”.
El volante comenzó muy participativo en el partido, pidió la pelota e intentó transformarse en el conductor de juego y hasta se animó a pisar el área. Todo esto, con la ayuda de Gustavo Abregú, que estuvo firme en la marca y manejó los tiempos del partido, con pases exquisitos a sus compañeros.
Además de Hernández, Flores también apostó por el ingreso de otros dos jugadores con “espalda” en el club y que, consideraba, podían aportar su experiencia en el difícil momento: Juan Orellana y Gonzalo Rodríguez.
El de Taruca Pampa no venía sumando minutos debido a una lesión en el tobillo y retornó a la zaga de centrales para acompañar en el fondo a Agustín Dattola. En ese sentido, se dio una situación bastante curiosa que no pasó desapercibida entre los fanáticos: la ausencia de Tiago Peñalba.
El salteño venía respondiendo bien en los últimos partidos y hasta se había marcado un gol contra Agropecuario, pero sorprendentemente ni siquiera integró la lista de convocados y su presencia en Córdoba para enfrentar a Racing, es una incógnita en los pasillos de La Ciudadela. “Fue una decisión táctica”, le confiaron a LA GACETA.
A pesar de que Orellana cometió error que casi le cuesta un gol en contra, Sand lo salvó y el defensor se recompuso con cruces determinantes. Justamente ese ímpetu de cortar todo lo que llegaba al área del “santo”, provocó aplausos de parte de la hinchada.
En tanto, “Turbo” logró un ingreso explosivo. En su primera titularidad desde su retorno al club, buscó ser la carta desequilibrante de Flores y lo consiguió. Si bien por momentos se retrasaba para colaborar en defensa, y hasta cambió de bandas con Lautaro Fedele, Rodríguez demostró que puede ser importante en el ataque, y aportar esa velocidad que tanto se le pedía al ataque de San Martín.
El triunfo por 2 a 0 se dio por el aporte de los referentes y también por la decisión de Flores de volver a las bases. El técnico cordobés apostó por un 4-3-3, misma táctica que había utilizado en las primeras fechas contra Gimnasia de Jujuy, Deportivo Maipú, Ferro y San Miguel.
En ese último partido en Los Polvorines, Flores no encontró respuestas con el gol tempranero de Diego Sosa y se decidió por sacar a un extremo (Iván Molinas), y agregar a un defensor por izquierda (Diego Mastrángelo).
La necesidad de volver a sumar de a tres unidades en su casa, tras malos resultados y hasta problemas extrafutbolísticos, hizo que Flores decidiera cambiar los planes. Y así acertó.
Luego de la ajustada victoria contra el “sojero”, el “santo” había entrado en una especia de declive.
No encontró los caminos de local para romper el cero contra All Boys y para colmo, dejó una pálida imagen en su visita a Ezeiza contra Tristán Suárez, equipo que se ubica penúltimo lugar de la tabla de posiciones y que estuvo cerca de hacerle morder el polvo a San Martín.
La gota que había rebalsado el vaso tras esas dos experiencias fue Almirante Brown. En Santa Fe, el equipo se fue a las vestuario perdiendo 3 a 0 y, a pesar de que logró la remontada, quedó eliminado por penales.
Por todo eso, el triunfo contra Patronato se celebró con todo puertas adentro. Flores apostó por los referentes para que el equipo pueda resurgir de entre las tinieblas y la jugada le salió bien. Ahora debe ratificarlo en Córdoba, el domingo contra Racing.